La UD Puertollano ha vendido a Tariq. Ha hecho bien. Ni se nos ocurriría poner en duda una decisión así, y menos tal y como está el patio. Mejor entrar en una fase de relajación y expectativa. Pero una vez que se ha vendido y encontrado su sustituto, es de ley reconocer las virtudes de un delantero que ha dejado huella en su único año vestido de azul. Veintiocho goles, veinticuatro en liga, han sido su tarjeta de presentación para que los nuevos dueños del Granada vieran en él a uno de los puntales con el que conseguir un ascenso obligatorio.
A pesar de lo deslumbrante de sus cifras, no es el gol la mejor virtud de Tariq Spezie. De hecho, hasta esta última temporada sus cifras goleadoras tampoco eran demasiado esperanzadoras. La mejor virtud de Tariq es la creación de juego, aunque pueda parecer sorprendente en un delantero centro. Pocos jugadores crearon más juego en la UD Puertollano que él en la pasada temporada. Bajando a línea de tres cuartos es un imán para el balón jugando de espaldas a portería. A partir de ahí pocos errores, siempre la decisión correcta. Sin buscar el pase genial (si fuese así se habría llamado Kiko Narvaez), no le es difícil encontrar al compañero mejor situado. Casi siempre un jugador de banda. Encinas, Ventaja y, sobre todo, Valdés tenían en el delantero a su mejor surtidor.
La buena temporada de los hombres de banda han motivado que Tariq se destape como un gran goleador. Principalmente por su magistral remate de cabeza. Con el pie no pasa de rematador correcto pero ha conseguido goles maravillosos por alto. Remates académicos fuera del alcance de cualquier portero, al menos de los de segunda B. Por lo tanto, en la UD Puertollano Tariq era el inicio y el fin de la cadena. Un delantero creador y este año también goleador.
El Udinese (o el Granada) se asegura un delantero total. Si no marca 24 goles, las comparaciones serían injustas. Los granadinos deben rascar algo más en él porque Tariq no sólo asegura goles, asegura juego.
Y la UD Puertollano se asegura algo de dinerito en sus arcas. De rechupete.
es de ley reconocer las virtudes de un delantero que ha dejado huella en su único año vestido de azul. Veintiocho goles, veinticuatro en liga, han sido su tarjeta de presentación para que los nuevos dueños del Granada vieran en él a uno de los puntales con el que conseguir un ascenso obligatorio.