Logo desde la grada
UN RELATO SURREALISTA

Muchas veces habrán escuchado la frase, “hay días en los que es mejor no levantarse de la cama”. Hoy ha sido un día de esos. Y si no se lo creen, sigan leyendo.

A nadie le gusta madrugar, levantarse a las 7 de la mañana o antes debería estar castigado por ley, pero muchas veces cuando se hace por gusto parece que importa menos. Hoy tocaba madrugar, el partido en Sevilla comenzaba a las 11:30 y esperaban 290 kilómetros, más o menos 3 horas y pico de viaje. El día comenzó lluvioso, más o menos lo esperábamos pero empeoró al llegar a la capital hispalense.

Siempre esperas que tu equipo se enfrente a un rival de renombre, con categoría. Esperas en estos casos visitar campos de primera o de segunda. Nos pasó por ejemplo en Vallecas, en el Cerro del Espino, en Cartagena o en Granada. Y nos pasará en Cádiz. Hoy tocaba el Betis B, filial de un primera división. Ya el año pasado nos encontramos con unas instalaciones impropias de un equipo de esta categoría, unas instalaciones que sólo tienen el nombre “Ciudad Deportiva Ruiz de Lopera” ¡¡¡Casi ná!!! Pero lo de este año clama al cielo.

Nuestro relato comienza nada más llegar. Deportellano, El Día y la COPE, y el Diario Lanza, tenían denegado el acceso. El gerente del club había desestimado nuestros FAXES para acreditarnos. A estas alturas todavía no sabemos porqué. Más de 20 minutos en la puerta, lloviendo, hasta que el gerente, muy educadamente nos pide disculpas y nos hace pasar, pero no nos da ninguna explicación, eso si, previa muestra de nuestra acreditación personal del medio para el que trabajamos (primera vez que el cartón ve la luz en el día de hoy). ¿Un error? No se, a todas luces, impropio de un club como el Betis.

Al pasar hacia el pasillo de vestuarios… la acreditación. La mostramos y pasamos. Necesitamos tomas de corriente. Nuestro carrusel se hace en directo desde el propio campo. No hay. Claro, si no hay gradas, ¿como va a haber enchufes? Nos van a traer una alargadera, pero lloviendo ¿Dónde nos colocamos los medios?. De todas formas la alargadera no llegó nunca. Llega el turno de las alineaciones. El ordenador está roto, no las pueden imprimir. No existe ni una mísera pizarra, donde hasta en campos de regional te escriben los nombres de los jugadores. Un empleado del club nos la lee de viva voz en mitad del pasillo, como si de un dictado se tratase. Eso sí, a la misma vez, personal de seguridad nos comentaba que allí no podíamos estar.

A la hora de saltar al césped para hacer las fotos…si, la acreditación. Hacemos las fotos, incluidas las del séquito directivo de la UD. Puertollano, con José Antonio Navarro a la cabeza, en el sitio que les “habían preparado”. Una cómoda barandilla donde apoyarse, mientras paraguas en mano y chubasquero del club como prenda principal, presenciaban el partido. Nadie del club local estaba a su lado. Digo que no se querían mojar. Nosotros a lo nuestro, intentamos colocarnos para hacer las fotos del encuentro al lado de los banquillos, y si, aunque suene a cachondeo, un guardia de seguridad, nos vuelve a pedir la acreditación. Yo llegué a pensar que habría alguna cámara oculta o algo parecido.

Las aficiones, como pueden ver en las fotos que acompañan esta columna, en sitio privilegiado, a pie de campo. Más no se podía pedir, bueno si, que dejara de llover. Por cierto, demasiada seguridad para controlar a la afición. Digamos que había seguridad de primera para unas instalaciones de regional. En el descanso, cuando los jugadores salían de nuevo al césped, incluso escuché por un walkie “todos a sus puestos”. Para mí, que hoy, al ser el día de las Fuerzas Armadas, alguien se equivocó de lugar.

Todavía no entiendo como la Federación permite jugar en este tipo de campos. Da la casualidad que, tanto en el primer campo de la Ciudad Deportiva (con una grada pero sin medio técnico alguno, no se vayan a engañar) como en el Ruiz de Lopera, estaban replantando el césped. Casualidades de la vida.

Tras el partido llegan las ruedas de prensa. Una sala donde en la puerta hay un portero que….si, lo han adivinado, nos pide la acreditación. Yo a esas alturas la llevaba pegada en la frente…por si las moscas, desteñida por el agua y hecha unos zorros. Se me había caído hasta el pelo en la foto. Una vez dentro, un cuadro de Lopera y del Cristo del Gran poder presidían un salón con dos sofás de cuero y tres mesas de plástico. Hasta un gato entró por un agujero de la puerta a escuchar las declaraciones de Jacobo y Nogués, y tal como entró se salió. Seguro que no llevaba acreditación el animalito.

Para colmo, cuando mejor juega el equipo, dos errores defensivos cuestan dos goles y nos vamos con cero puntos. Viaje de vuelta, otro porrón de kilómetros. Sigue lloviendo. Y encima he tenido que escribir y preparar las fotos. ¡Me tenía que haber quedado acostado!