ATRAPADOS EN EL TIEMPO
La UD Puertollano hace historia negativa y tampoco vence a un Alcalá inferior

 De entre las cuatro mil personas, más o menos, que hoy había en el estadio, posiblemente sólo una de ellas viva en la más absoluta tranquilidad. La buena noticia (o no) es que esa persona es la que dirige los designios del Puertollano desde el banquillo. Con serenidad, el técnico malagueño se daba por satisfecho por haber sumado un punto. El complacerse con tan escaso premio solo puede deberse a una de estas dos razones: o bien adivina el futuro o vive en Los Mundos de Yupi. 

 La razón de que una racha tan nefasta todavía deje vivos a los azules es que, aunque parezca increíble, los hay peores. Uno de ellos el Alcalá, que ha dejado una impresión tan negativa hoy como en la ida y a los que sin embargo el Puertollano no ha sido capaz de vencer. No hay coartada posible que resista estos números y sin embargo cada semana se encuentran nuevos pretextos. El equipo no va. No iba antes, pero ahora, lejos de mejorar, ha entrado en una depresión profunda y tan solo le queda el consuelo de los tontos. De momento. 

 MINUTOS PARA LA ESPERANZA

 Hay una luz en el horizonte. El equipo sabe jugar de vez en cuando al fútbol. Hay jugadores con calidad en este club. Es posible que no sea una plantilla de ascenso pero tampoco para pasearse por los barrios bajos. Los jugadores, mientras no están atenazados por la ansiedad, dominan, juegan, llegan y divierten. Otra cosa es que la metan. Porque hubo ocasiones suficientes en la primera mitad para irse por delante en el marcador, pero el gol, para el Puertollano, sigue siendo ese gran desconocido. 

 Y eso que quien avisó primero fue el Alcalá. En el minuto siete, Domingo aprovechó un balón suelto en el punto de penalti aunque su disparo lo despejò Ruiz Caba, que demostró que tiene más clase parando que escogiendo pantalones.

 EL PUERTO NO LA METE

 El Puertollano daba buenas sensaciones. Encinas se parecía en algo al jugador del que tan bien hablan en Badalona, Candela penetraba por su costado sin oposición y Andrés estaba enchufado. La pega es que el marbellí sigue en continua pelea con el gol. En el minuto diecisiete, lo hizo todo bien en el área. Recortó a dos jugadores que cayeron maduros, buscó el hueco para disparar. Con frialdad, como el acostumbra. Pero cuando los hados no están de tu parte siempre hay algún rival traicionero que se interpone. Tampoco pudo ser hoy. Ni en esa, ni en un posterior remate de cabeza a la salida de un córner. 

 No quiso llegar el gol en el minuto veintidós, cuando Aitor Goñi remató en plancha una falta lateral. De nuevo, el balón traicionó a los azules. 

 Parecíamos entusiasmados con estos minutos de algarabía. ¡Esta vez sí! Pues no, esta vez tampoco. El resto de la primera mitad se debatió entre el dominio inútil del Puertollano y el descarado cerrojazo del Alcalá, que incluso pudo tener premio en un disparo de Ligero, al filo del descanso, que tocó el lateral de la red. También quedó otra cosa clara: es posible que no haya un equipo en categoría nacional que le saque tan poco partido a las faltas al borde del área. Yo apostaría a que tampoco en categoría regional.

EL DÍA DE LA MARMOTA

 Estos últimos partidos del Puertollano tienen un guión ya conocido por todos. El dicho “segundas partes nunca fueron buenas” nunca tuvo tanto sentido que desde hace once semanas. Hoy no iba a ser menos. La segunda mitad fue un retrato a la impotencia. Destaquemos, por decir algo, un remate de espuela de Andrés a los dos minutos de la reanudación.

 Como en “Atrapado en el Tiempo”, los azules volvían a vivir su particular “día de la marmota”. Quien haya visto esta genial película, recordará que el día de marras era un dos de febrero, curiosamente el día antes de la última victoria azul. Lo que son las cosas.

 Mientras, el Alcalá se agazapó en su campo sin ningún pudor, como si un punto sirviera de mucho. Tuvo una llegada peligrosa, en un cabezazo de Juanito, pero debió ser una equivocación.

 Salieron Suffo y Marchiori, los fichajes de invierno. Sustituyeron a dos de los mejores en la primera parte, Encinas y Andrés. Suffo lo intentó, esa es la verdad, pero con intentarlo ya no es suficiente. Marchiori estuvo escorado en la izquierda, donde pierde su presumible potencial. Y mientras, el resto del banquillo, siguió calentando bajo la lluvia como si no hubiera nada que solucionar en el campo.

 Y ahí acabó todo, una semana más. Con tres mil novecientas noventa y nueve personas intentando saber a toda prisa los resultados de los aspirantes a catear. Pero hay un hombre tranquilo y eso nos llena de esperanza.

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