TARIQ PONE REMEDIO
Valioso empate del Puertollano ante un Cádiz demasiado confiado

 

 El Cádiz no es un club de segunda B. Circunstancialmente el equipo compite en esta categoría pero no tiene ni instalaciones, ni servicios, ni por supuesto afición acorde con la misma. El bronce les viene pequeño. Debe ser esto lo que condujo a Tébar a sufrir un importante ataque de entrenador y experimentar en un partido marcado a fuego en el calendario. Sacrificó a un media punta para colocar defensa de cinco con Rojas de novedad, alejó a Valdés del área contraria dándole toda la banda derecha e hizo debutar a Gomis que hasta hoy era un proscrito. Lugar, el del proscrito, que empieza a ocupar Hernández, por cierto.

 La defensa de cinco no es siempre sinónimo de intenciones defensivas si está colocada lejos del área y con carrileros como puñales en sus bandas. Sin embargo esta vez sí lo fue. Un equipo pertrechado en el área invitando al Cádiz a que comenzara el fusilamiento. Sin poder asomarse al vedado terreno del rival, los de Tébar bastante tenían con aguantar el chaparrón de los primeros minutos. Rubiato puso a prueba a Calleja que resolvió perfectamente y después sirvió magistralmente a Víctor aunque éste no lo aprovechó cuando se quedó solo ante el portero del Puertollano. Un preludio de algo que iba a pasar irremediablemente. En el minuto veintitrés, Fragoso se adelantó a la defensa visitante en un buen servicio en estrategia de Carlos Caballero. El cabezazo fue directo a la red. Lo de recibir goles a balón parado es un mal endémico de toda la temporada.

 TÉBAR RECTIFICÓ DESPUÉS DEL GOL

 En el resto de la primera mitad Tébar intentó arreglar lo que nunca se debió romper. Volvió a defensa de cuatro, adelantó a Valdés para que fuera peligroso en ataque y no en defensa y quitó a un acelerado y desorientado Gomis (el no tiene la culpa de que lo echen a los leones en su estreno) para colocar a alguien que sacara a Tariq de su soledad. En definitiva, cuarenta minutos perdidos y un gol abajo.

DE NUEVO TARIQ

 En el Sánchez Menor, el Cádiz salió vivo y con tres puntos inmerecidos. En el Carranza, arropado con una afición que revoluciona, pega pero no mata. Fue dominado por el Puertollano y no aprovechó ninguna posibilidad de contragolpe. Ventaja y después Honorio, empezaron a poner sentido al ataque visitante y un sorprendente Rojas, lateral por accidente, no se conformó con defender su parcela de forma aseada sino que decidió echarle un pulso a la palpable desventaja que supone su altura para ese puesto y se convirtió en el hombre más peligroso de los visitantes. Una prueba palpable fue el empate. Cual Cafú, Rojas se fue hasta línea de fondo y dio un centro que haría pensar seriamente a Seitaridis el porqué se lo está llevando crudo con tan poco. Un centro ante el que Tariq, cuando lo ve llegar, llora de alegría. Después de la última lágrima cabeceó a la red con una maestría que ya no sorprende. No consiguió callar a la afición gaditana pero hizo explotar a la puertollanera, que también es de categoría superior.

 ROJAS TUVO LA VICTORIA

 El Cádiz se ve campeón y no sufre cuando pierde puntos. Demasiado conformismo que pudo hacerle perder los tres. Hasta el final el Cádiz no existió y lo poco que se jugó lo puso el Puertollano. Rojas pudo marcar en dos ocasiones, esta vez sí, aprovechando su gran altura. Sus remates de cabeza pudieron dar el premio gordo pero Dani, que sustituyó a Casilla en el descanso, solventó la papeleta para los suyos.

 La clasificación se contrae hasta el punto de que entre el cuarto y el noveno hay dos puntos. Muchos buscadores de oro para la última plaza del autobús a El Dorado.

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